Es inevitable que con el frío y la llegada del invierno disfrutemos de quedarnos en el sofá, tomar bebidas calientes y no salir de casa. Sin embargo, las bajas temperatura no son una excusa para no salir al aire libre a realizar algo de ejercicio ya que practicar deportes en invierno tiene múltiples beneficios para nuestro organismo. Para poder disfrutar tanto dentro como fuera de nuestras casas, compartimos algunos consejos sencillos que nos ayudarán a prepararnos y estar saludables durante todo el invierno.

1. Mantener y reforzar los hábitos de higiene
En invierno, los virus que causan los resfríos y la gripe circulan con mayor frecuencia y la tasa de contagio aumenta por el hecho de estar en ambientes cerrados y mal ventilados. Para ello, algo tan sencillo como lavarse las manos sigue siendo una de las mejores formas de evitar el contagio. Además, es recomendable taparse la boca o cubrirse con el brazo al momento de estornudar o toser para evitar la propagación de los gérmenes.

2. Evitar cambios bruscos de temperatura
Los extremos de temperatura son perjudiciales en esta época del año. Por eso, se debe tomar en cuenta que la temperatura de la vivienda debe estar en torno a los 22º C y es aconsejable asimismo ventilar periódicamente los ambientes.

3. Estar atentos a la protección del hogar
El invierno es la estación donde existe mayor riesgo de intoxicación por monóxido de carbono por combustión en el interior del hogar. Por eso es importante no tener instalados calefones en los baños, revisar las salidas al exterior de calefones y estufas y que dicho trabajo lo haga un gasista matriculado y no usar braseros para calefaccionarse además de garantizar siempre la ventilación de los ambientes.

4. No desatender la protección solar
Los rayos de sol pueden quemar la piel durante esta época del año, especialmente para aquellos que practican deportes invernales o al aire libre o en lugares con alto reflejo de los rayos del sol (como agua y nieve). Por eso, es necesario aplicar protección solar con altos índices de protección UV (ultravioleta) en las zonas de la piel que no se encuentren cubiertas por la ropa.

5. Reforzar el cuidado de la piel
Durante esta época del año, la piel lucha contra los efectos del frío y los cambios bruscos de temperatura. No olvidar hidratarla, protegerla y nutrirla para evitar descamaciones, paspaduras y grietas.

6. Cuidar de la alimentación
En invierno, el cuerpo necesita más calorías para afrontar el frío, lo cual nos expone a aumentar de peso durante la temporada. Podemos controlar esta situación manteniendo los horarios de alimentación, modificando la temperatura de las comidas con alimentos tibios y añadiendo a la dieta una variedad de frutos secos.

7. Aumentar la ingesta de vitaminas
Para combatir los malos efectos del invierno es necesario aumentar la ingesta de vitaminas A, C y D mediante los alimentos apropiados (cítricos, verduras de hoja, lácteos, etc.). La vitamina A evita la resequedad del cutis y las grietas en los labios. Por su parte, la vitamina C ayuda a aumentar las defensas y a prevenir resfríos.

8. Cuidar el estado de ánimo
Los meses de frío representan para muchos tiempos de estrés y de tristeza. De hecho, algunas personas son diagnosticadas con el denominado Trastorno Afectivo Estacional. Por eso, es importante mantener una actitud y una disposición mental positiva. Por otro lado, resulta de gran ayuda descansar y dormir en un ambiente agradable y con temperatura adecuada.

9. Persistir con el deporte, aún en tiempos de frío
Practicar ejercicio físico ayudará a entrar en calor y combatir el frío. Por eso, es ideal programar actividades físicas adecuadas para la época del año en espacios preferentemente cubiertos y bien ventilados; además es aconsejable realizar una rutina de precalentamiento extensa y a conciencia.

10. Adecuar la indumentaria
El consejo más práctico es vestirse en capas (técnica “cebolla”) para poder mantenerse secos y calientes. Si el clima es muy frío, es recomendable vestir ropa térmica. Asimismo, es importarte considerar que los bebés y niños deben vestirse con una capa de ropa más de la que un adulto llevaría en las mismas condiciones. Y estar atentos a no utilizar prendas demasiado cerradas o ceñidas ya que impiden una correcta transpiración.





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